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Muchas veces, el cese brusco de actividad, el aumento de horas de convivencia con nuestras personas cercanas, incluso la presión externa con la pregunta “¿dónde váis de vacaciones este año?, ¿cómo es que os quedáis en casa?”, más que generar un estado ilusionante por un período de descanso y libertad horaria, puede generar mayor ansiedad y estrés. Algunas de las herramientas de la inteligencia emocional y el coaching nos pueden ayudar a hacer vacaciones mentales, a viajar a la mente en vacaciones y a reducir el nivel de ansiedad.
Cuando tengo posibilidad de viajar, siempre digo que el viaje empieza desde el momento que elegimos el destino. Y, es cierto también, que las vacaciones empiezan realmente en la mente, mucho antes de iniciar un viaje, de iniciar una desconexión de nuestra rutina diaria… y son una excusa perfecta para renovarnos emocional, corporal y mentalmente, y mejorar nuestro bienestar.
Estos 5 trucos nos pueden ayudar, tanto para mejorar el nivel de ansiedad y estrés, como para mejorar nuestro bienestar y equilibrio, potenciando el efecto positivo que tiene un período de descanso y desconexión:
- Pensar en el significado etimológico de las vacaciones: estar libre y practicarlo. Y que lo importante es con quien compartimos las vacaciones, y cómo las vamos a vivir. Y mucho menos importante, dónde iremos o qué haremos.
- Terminar lo que tenemos empezado, o eliminar lo que hace meses no hemos tocado ni utlizado, no dejar “pendientes”
- Ayudar a los demás, ser generosos con otras personas. A veces, una sola sonrisa, un abrazo, un gesto, mueve, cambia, nuestro entorno más cercano.
- Hacer cosas distintas, pequeños cambios en tus hábitos, en tus pensamientos habituales, especialmente si éstos son negativos o te frenan a hacer lo que deseas.
- Preparar un plan de acción que incluya aquello que más te gusta hacer, aquello que te apasiona. Escribir un plan de acción (qué, cuándo y cómo lo haré), es uno los pasos claves de un proceso de coaching exitoso. En este caso, escribirlo nos facilitará el pasar a la acción, y además de incluir hacer aquello que más nos gusta, puede combinarse con alguna o varias de las siguientes actividades:
- Practicar ejercicios de relajación, escuchar nuestras emociones, escuchar el lenguaje de nuestro cuerpo.
- Leer libros sobre cómo funciona el cerebro, coaching o inteligencia emocional, o de cualquier otro ámbito de interés.
- Escuchar música, bailar. En casa, en la calle, donde sea.
- Aprender y practicar el decir no cuando queremos decir no.
- Concentrarse en el momento presente. Varias veces al día, observar nuestro alrededor, sin juzgar, como si lo viéramos por primera vez, percibiendo mejor los detalles, los colores, nuestras sensaciones. Practicar meditación, practicar Mindfulness.
- Practicar la gratitud. Por aquellas cosas que sí tenemos, más que centrarnos en todo lo que nos gustaría y no podemos tener. Algunas son simbólicas, intangibles: gratitud por una sonrisa, por un paseo especial, por una charla, por unos minutos de relajación…. por pequeñas o imperceptibles que sean.
- Reir. Es la mejor gimnasia para la mente.
- Desconectar los dispositivos móviles (teléfono, Ipad,..) durante un determinado espacio de tiempo (diario, semanal, etc.).
La desconexión del fin de semana o en vacaciones es un buen momento, para practicar el “pensar despacio” y viajar a nuestra mente con la maleta llena de pensamientos positivos y nuevos proyectos, por pequeños que sean. Nuestro cerebro está diseñado para viajar hacia nuevos propósitos y sueños.
¿Cuáles son tus propósitos o trucos para tener unas vacaciones mentales de forma continuada y reducir la ansiedad y el estrés?
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